Hace tres semanas un A319 de Vueling despegaba por última vez de
Noain hacia El Prat en el enésimo intento de nuestro aeropuerto por mantener alguna
ruta más allá de los tres/cuatro aviones diarios que unen Pamplona con Madrid.
Varios de los amables seguidores de este muñeco, preocupados por el tema, me
han pedido que escribiera algo con mi opinión al respecto. Desde los mandos de
uno de estos CRJs las cosas se ven
“desde el lado aire” que quizá a veces ofrece una visión distinta “al
lado tierra”. Procuraré no aburrirles evitando términos técnicos aunque con
ello pierda “precisión”:
Mala pinta tiene el aeropuerto de Pamplona. Muy mala. Siento no
ser pesimista, sino realista. Se han hecho las cosas mal. Muy mal y ahora
simplemente estamos pagando el precio de lo sembrado. Cualquier acción
correctora que se ejecute va a llegar tarde, en un momento además en el que la
situación económico-financiera tanto de las compañías aéreas, como del gestor
aeroportuario, como de la administración pública, como de los clientes, está
más que destrozada.
Y ¿quién tiene la culpa de este desaguisado?, me preguntan. Pues
mucha gente. El problema ha sido que, en general, la gestión de todos los
participantes de esta cadena (compañías, Aena y la Administración) está siendo
más que lamentable, desnortada, sin interés, sin criterio, sin empuje, sin
ganas. Una vez más, cuando más necesitábamos que los buenos fueran buenos, más
malos nos han salido.
Lo primero que un aeropuerto debe hacer es funcionar. Esto, en
Pamplona, aunque parezca sorprendente, ha empezado a pasar, más o menos, hace
relativamente poco. ¿Qué significa que un aeropuerto funcione? Pues que los
aviones despeguen y aterricen con normalidad y puntualidad, que haya seguridad,
que las maletas no se pierdan, que pequeñas adversidades atmosféricas no
impidan las operaciones. Y eso hasta finales de la década pasada no se
consiguió. Durante años, Noain estuvo a la cabeza de las incidencias de vuelos.
Además de retrasos y desvíos por niebla, lluvia, viento… hubo gravísimos fallos
de infraestructura. Mítica fue la máquina desheladora de aviones que se helaba
por las noches, una noche tras otra, provocando el retraso en la salida del
primer vuelo sin que nadie hiciera nada por evitarlo. ¡¡Que esto es Pamplona,
no Almería!!. Aquí hace frío. Allí no. Algunas inversiones, incluida la
innecesaria nueva terminal, ayudaron a mejorar estos temas, pero demasiado
tarde. Todavía hay algunos fallos a mejorar como el tiempo de espera a las
maletas… pero asumibles.
La dirección del aeropuerto no ha hecho nada, nada, por mejorar su
imagen, por comunicar sus mejoras, por fomentar el uso del avión. Ninguna
campaña, ningún reportaje, ninguna aparición en televisión, en radio, en prensa…
Sólo malas noticias sobre el aeródromo. Con el lamentable aplauso del
respetable. Estoy convencido que todos sus hijos menores de 10 años saben cómo
se hace la leche Lacturale. Sin embargo, ninguno de ellos sabe cómo funcionan
los Bomberos del Aeropuerto y por qué tienen que tener un camión tan grande y
potente, cómo es la Torre de Control, por qué a veces los aviones aterrizan
desde el sur y otras desde el norte o cómo se puede ser tripulante de cabina de
pasajeros ¿Se lo digo más claro?
Un aeropuerto hay que venderlo. Como aeropuerto y como destino.
Hay que vender sus logros, sus mejoras. Jamás se hizo nada ¡nada! para decir
que aquella leyenda negra de “vuelos desviados a Vitoria” se había terminado.
La hubo. Cierto. Pero hace tiempo que ya no es cierta. Entre otras cosas porque
Foronda está cerrado al tráfico comercial. Jamás se hizo nada para decir que
durante años había un vuelo ¡que llegó a ser diario! a Lisboa –por cierto,
ocupado en casi su totalidad por pacientes que venían a la Clínica del Opus,
esa que tanto escuece en esta tierra- (sólo salió en prensa cuando se fue la línea),
apenas se dijo nada de la llegada de Vueling... El aeropuerto está a otras cosas.
La única prioridad de AENA es salir guapa en las fotos para
podérsela vender a los chinos cuanto antes. Pero en la foto “interna” Noain
tampoco sale guapo. Todo lo contrario. Sepan ustedes que la Torre de Pamplona
es “el centro de castigo” al que se envía a los controladores “díscolos” a
pagar penas por sus “arrebatos” contra el gestor. Pero a los que mandan en el
gestor les da todo igual. Vargas pasará a la historia por haber fundido Jotsa,
Vocento y ahora AENA. Hace pocos días se ha celebrado el Comité de Rutas a
nivel mundial. Se organizan dos: uno en Doha y otro en Las Vegas. El de Las
Vegas se centra en las rutas occidentales. El de Doha en los vuelos a Asia
(así, entre ustedes, a llevar musulmanes a La Meca). ¿Hace falta que les
explique a cual ha acudido AENA este año? Pues sí, a Doha.
Si al desbarajuste general de la compañía a nivel directivo le
unimos unos gestores en lo local algo perezosos o incompetentes, pues tenemos
el primer culpable encima de la mesa.
Aunque el Aeropuerto sólo puede salir a vender algo, cuando hay
algo que vender. Pero claro, la política de transporte y comunicaciones en esta
Comunidad Foral no es que haya sido un desastre. Es que no ha existido más allá
de abrir y cerrar continuamente los túneles de Belate. ¿Qué harían el Consejero
de Fomento y los diarios locales sin los túneles de Belate? Es como nuestro
Triángulo de las Bermudas Foral. Lástima que ni siquiera sepamos venderlo.
El omnipresente Estado entró en una locura de querer competir
consigo mismo y en un acto de irresponsabilidad manifiesta (por el que debería
pagar) se lanzó a crear infraestructuras de comunicación para un mismo fin
creyendo –y eso es lo peor- que el público objetivo al que dirige la oferta se
va a multiplicar exponencialmente a toda la oferta, y eso no es así. Habrá un
mismo pasajero que irá o vendrá de Madrid en avión, en AVE, por carretera o por
autopista de peaje. Lo que no va a hacer ese pasajero es utilizar los cuatro medios.
Pero nuestros políticos lo que necesitan es foto, obra y
organismos. La primera para su mayor gloria. La segunda por aquello del 3% ¿se
acuerdan? Y la tercera porque así ya tenemos cuatro sitios en los que colocar a
los amigos que lo han dado todo por el partido: Aenas, Adifes, Concesionarias
de Autopista (se me atragantan las teclas) y Carreteras del Estado, DGT o como
quiera llamarse. Todos ellos intentando vivir del mismo pasajero y funcionando
a costa del asfixiado contribuyente.
Y aquí se nos ocurre embarcarnos en el socavón del AVE. Pero
claro, como los vasquitos están en contra del AVE, hay que estar a favor.
Lástima que esos sean los únicos argumentos. Aunque los argumentos de los vasquitos
me sonrojan muy por encima de mis posibilidades.
Una línea aérea sólo se posiciona en un destino cuando se detecta
una población de unos 35.000 viajeros interesados en ese destino. Pero ojo,
esos 35.000 viajeros no tienen por qué estar en Pamplona. Aquí se ha pensado en
el avión “para ver dónde podemos ir” y no “para que vengan con dinero”. Quizá
sea cierto aquello de “¿para qué va a venir aquí más gente si tal y como
estamos, estamos bien?”. Para conseguir esos 35.000 viajeros, Navarra debe
ofrecer algo. Algo. Lo que sea. Una oferta turística y cultural realista, interesante,
atractiva y bien trabajada y bien vendida (¡ay!) más allá de la borrachera en julio con las
botellas de Hacendado en el maletero del coche y los hielos de gasolinera; un polo
de atracción médica que traiga a los centros médicos de nuestra ciudad a los ricos rusos y árabes que hoy van a
operarse a Alemania; un tejido
empresarial vivo y dinámico que llame a nuevos inversores…
Pero para la administración es más fácil dedicar una mañana a buscar
en su maltrecha cartera algo de dinero con el que subvencionar una compañía
aérea. Diseñar planes de futuro de Navarra es complicado, requiere pensar,
esforzarse, trabajar, reunirse, escuchar, ver, posiblemente viajar… Lo otro es darle a una tecla del ordenador. Sin embargo,
todas las resoluciones que vienen desde Europa tienden a penalizar las
subvenciones y ayudas públicas a las aerolíneas (acaba de estallar un escándalo
–otro más- con las ayudas a Ryanair en Reus y Girona). Y no me parece nada mal.
Ya dijo Richard Branson al comprar Virgin Airways: “¿Qué se necesita para
llegar a ser millonario? Ser multimillonario y comprarse una línea aérea”.
En resumen, que de aquellos barros, estos lodos. El aeropuerto de
Noain agoniza víctima de un entre todos la mataron y ella sola se murió. ¿Demasiado
tarde? Pues aunque empecé pesimista, echaré mano de mi armadura y espada y
diré: ¡Nunca! Pero para Noain ya no sirven cataplasmas que conforten pero no
solucionen. Está en juego su misma viabilidad, de ahí que es imprescindible que
los tres mosqueteros dejen de lado sus disputas internas y establezcan una
estrategia conjunta para fomentar el tráfico desde ¡¡y hacia!! Pamplona. Eso
pasa con acuerdos con aerolíneas (AirNostrum, Air Europa, otras compañías en
destino o en tránsito... que nos permitan conectar con los grandes hubs de Madrid y/o Barcelona -es ridículo pensar en un Pamplona-Londres, absolutamente ridículo-) con ventajas para los operadores (rappeles por
frecuencia, ofertas directas al viajero frecuente, publicidad, promociones,
sorteos…), con una oferta de ocio diferenciada para la que hace falta un posicionamiento
estratégico de verdad, no de mentira como hasta ahora (cultura, diversión,
música, monumentos, congresos, reuniones…)… porque… por 20€ díganme cosas con
las que asociamos el Turismo de Navarra ahora… tic-tac-tic-tac-tic-tac…,
establecer ventajas fiscales y sociales para atraer inversión permanente en
Navarra (para algo tenemos una Hacienda propia y todo ¿no?, no sólo para sablear al contribuyente), y desarrollar un titánico (¡ay!) trabajo de promoción exterior, no en los
caladeros ya agotados, sino en los que están por explotar.
Mientras hay vida, hay esperanza, pero el enfermo está terminal. O
se le aplica la medicina ¡y rápido! o nos vemos pronto en el funeral.
Y aprovecharlo para centralizar AVE+aeropuerto+lanzadera a la estación de bus? Pagar a Ryanayr? Que aparezca el nombre de Pamplona en los mapas que tiene por toda Europa? No sería más rentable que poner Reyno de Navarra a un estadio de fútbol?
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