jueves, 7 de noviembre de 2013

¡Gracias Rafa!

Tiempo de lectura: entre 3 y 4 minutos 

Observen el mapa que hay aquí abajo. Se trata del "Mapa del Ateismo en España" con los datos del CIS de la tercera oleada de 2012. A verde más claro, más ateos. Por si los colores les resultan complejos de diferenciar les confirmo lo que han podido intuir: País Vasco, Navarra y Cataluña son las comunidades con mayor número de ateos. En el País Vasco un 36,9% de la población se declara atea o no creyente en ninguna religión. En Navarra un 34,2% y en Cataluña un 32,6%.

Pero pensemos en el futuro en base al mismo barómetro del CIS. El 56% de la juventud española se define católica y el 36% se define como atea o no creyente en ninguna religión. La juventud del País Vasco da la vuelta a los resultados. El 54% se declara atea y sólo el 34% se define católica. Pero ojo, porque en Guipuzcoa es sólo el 26% de la juventud la que se declara católica ¡¡y el 64% atea!!.


El mapa sin duda es muy revelador. Lo que antes era "la reserva espiritual de España" (Navarra y el País Vasco) son hoy un erial de vocaciones y feligreses. Un erial. Más que les pese. Curioso que la tercera en lid sea Cataluña. ¿Qué tienen en común las tres regiones? Pues muy fácil, el nacionalismo excluyente que lo abarca todo, clero incluido. La religión se ha convertido en estas tierras en un elemento que busca legitimar la ideología nacionalista y antiespañola.

Reconozco que mantener la fe en estas tierras es algo a veces casi heroico. Recuerdo que a mediados de diciembre de 2005 ó 2006 acudí a una misa vespertina en la Iglesia de Santa María y San Pedro de Mungía (Vizcaya). En la oración de los fieles, el cura pidió un recuerdo por "los presos vascos que pasarán las próximas fiestas lejos de casa". Y lo dijo allí, en Mungía, donde vivía Ana Aróstegui, aquella ertzaina que unos pistoleros etarras se llevaron por delante en 2001 con dos tiros en la nuca dejando viudo y tres huérfanos. Con un par. No pude más que levantarme en ese momento y abandonar la Iglesia. Cada vez que acudo a Misa y pongo atención en el momento de la consagración, no puedo dejar de recordar lo infinitamente misericordioso que debe ser Dios si aquella tarde El se hizo Carne en aquella Eucaristía.

Y es que aunque duela leerlo el nacionalismo, lleva al ateísmo. Siempre. El proceso de secularización que ha sufrido la Iglesia ha sido especialmente profundo en el País Vasco, Navarra y Cataluña. Comparen ustedes las Iglesias de Pamplona con las de Madrid; el Seminario de San Sebastián (cerrado) con el de Getafe... El terrorismo durante años hizo que muchos curas, e incluso algunos movimientos, se movieran (y sigan moviéndose) con tibieza, sin fuerzas suficientes para situarse donde hay que situarse.

El nacionalismo sitúa a Dios en segundo plano, como hizo el marxismo, el fascismo o cualquier otro totalitarismo de cualquier signo (incluido el económico). Donde triunfa el nacionalismo no hay fe. Una cosa es que un pueblo tenga su propia identidad, pero cuando eso se convierte en una ideología, y eso aquí ocurre desde hace mucho y en Cataluña desde hace algo menos, no hay lugar para Dios. Porque todo está para la Gran Nación que somos.

La ideología siempre elimina a Dios, porque de lo contrario la misma ideología sería enjuiciada por Dios. Si Dios no existe, no hay por qué rendirle cuentas. Anteponen un ídolo -la nación- a Dios. Por eso, la Iglesia que, a veces incluso sin darse cuenta, se pone al servicio del nacionalismo, está adorando a un falso dios, y eso tiene las consecuencias nefastas que vemos: un mapa en verde claro, iglesias vacías, seminarios cerrados, brutal crisis de vocaciones, alejamiento de la gente, tibieza a la hora de condenar los excesos del nacionalismo...

Pero menos mal que tenemos a Rafa Larreina allí dentro, que va a ser capaz de evangelizar a todos. ¡Gracias Rafa!.

3 comentarios:

  1. jajaja.. muy bueno lo de Lareina, vecino. ¡Pero cae Ud en la falacia "cum hoc ergo propter hoc". Mire: Yo soy ateo (respetuoso) y no soy nacionalista.

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  2. Sí, tiene usted razón, vecino. Todavía me acuerdo de cuando un catequista -en unas charlas de preparación de la Confirmación-, mezcló al Espíritu Santo con el problema de Euskal Herria... Así, con dos cojones. Yo, inmediatamente, saqué mis apuntes del instituto y me puse a estudiar, con la consiguiente amenaza de otro catequista porque no estaba atento a la charla. Años más tarde me topé con un cura del Opus durante una confesión en los Paules que me hizo un brutal interrogatorio centrado únicamente en temas sexuales... Es evidente que yo no apoyo a esta Iglesia. Saludos.

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  3. Vecino, te creia mas abierto. Somos muchos los ateos que repudiamos los nacionalismos. Preguntate y reflexiona cuales son los motivos por los que los seminarios estan cada vez mas vacios.

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