Antonio y Pedro nacieron
en Corella en el mismo año. Fueron juntos a la misma escuela y después
estudiaron, también juntos, en la Escuela Técnica Industrial, la popular ETI de
Tudela, dirigida por los Jesuitas.
Al terminar los estudios a
finales de los 60, ambos empezaron a trabajar en la SKF. Sus vidas
profesionales corrieron prácticamente paralelas hasta su jubilación hace unos
meses.
Antonio se casó con María,
y no tuvieron hijos. Vivían holgadamente aunque María no trabajaba fuera de
casa. Todos los años disfrutaban de casi un mes de vacaciones en un pueblo de
la costa de Tarragona, donde acabaron comprando un apartamento pequeño al que
acudían también algunos fines de semana. Cada cinco o seis años cambiaban de
coche y salían a cenar frecuentemente con algunos matrimonios amigos. A fin de
mes conseguían ahorrar un poco y suscribieron un plan de pensiones privado al
que aportaban todos los años la mayor parte de sus ahorros.
Pedro se casó con Violeta
y tuvieron cuatro hijos. Aunque Violeta trabajaba como administrativa en una
oficina de seguros, vivían sin lujos. Dieron estudios superiores a sus cuatro
hijos. Eran buenos estudiantes. Una es abogado, la otra juez, el chico
arquitecto y la pequeña, enfermera. Pasaban los veranos en la casa de los
padres de Violeta, en un pueblo de la Soria de pinares. Tenían muchos amigos,
pero en vez de salir a cenar fuera organizaban cenas en su casa. Nunca pasaron
necesidad, pero siempre vivieron muy ajustados sin poder ahorrar prácticamente
nada.
Hoy Pedro ha ido a la Caja.
Ha actualizado su libreta y ha visto que le habían ingresado el dinero de su ajustada
pensión. Al salir ha coincidido con Antonio, que también iba a actualizar su
libreta para comprobar que le habían ingresado el dinero del plan de pensiones
privado que tiene suscrito; y la escasa pensión pública -idéntica a la de
Pedro- que le pagan los hijos de Pedro y Violeta.
Por eso este sábado
estaremos en Madrid, en la Manifestación en defensa de la vida y de la familia.
Hace tiempo que los poderes públicos han abdicado de proteger a la familia.
Suena a carca, retrógrado, facha, cristiano… Vivimos en un mundo egoísta que se
ha vuelto contra sí mismo y que ha decidido no apoyar, cuidar y promover la
estructura básica de cualquier sociedad. Ya no nos preocupa qué mundo dejar a
estos hijos, sino qué hijos dejar a este mundo.
¡Por un mundo lleno de
familias felices!
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