viernes, 29 de mayo de 2015

No todo está tan mal

El miércoles antes de operar mi primer vuelo de la mañana me tomé un café con una de las azafatas que ese día formaban la tripulación. Me dijo:

-         “¿Viste el debate del estado de la nación? ¡Qué vergüenza! Todos unos ladrones , unos corruptos. Esto está acabado. La Transición ha sido un camelo y por eso Podemos está triunfando”

-          Chica, tampoco es para tanto –le respondí-. La justicia ya está actuando y en la cárcel hay unos cuantos: la Pantoja, Núñez, Fabra, Matas, Granados… y los de los Eres de Andalucía que huelen a pijama de rayas…

-          Lo que quieras –me replicó ella- pero verás como no entran todos. Y además ¿dónde está el dinero? ¿lo han devuelto? ¿Cuántos de las cajas hay en la cárcel?

-          Tranquila, mujer, claro que queda mucho por hacer. Pero no obliga a tener que hacer saltar por los aires la democracia entera. Una cosa es hacer trampas y otra romper el tablero.

Mientras llevaba el avión hasta su aeropuerto de destino pensé: Cómo de cabreada estaba esta chica. Quizá con razón. Pero de momento se siguen pagando las pensiones, se atiende al desempleo, se tiene una buena sanidad y una buena educación. Hay que dejar claro que no podemos vivir por encima de nuestras posibilidades y que hay que devolver las deudas, pero estos planteamientos radicales no llevan a nada. Los nuevos inquisidores todo lo ven negro. No aceptan el gris. Todo está mal y la única solución es que el Salvapatrias de la Coleta nos lleve a un nuevo Dorado.

Hay cosas que están mal, sin duda. Pero no todo está tan mal. Hay cosas que hay que cambiar, sin duda. Pero no se puede hacer en un plis plas. Hacen falta años para regenera nuestra maltrecha democracia.


Los voceros del “todo mal” están a nómina de los populismos. De los que como no pueden construir un cielo en la tierra, terminarán construyendo un infierno. Y si no se lo creen, repasen la historia del socialismo en el siglo pasado.

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